lunes, 13 de octubre de 2008

De Vueling... a "Sin Vergüenzing"...

Gracias al maravilloso regalo de mi mujer, esté fin de semana hemos hecho una fugaz pero sabrosa escapada a Roma...

Los vuelos tanto de ida como de vuelta fueron con Vueling, siendo para ambos la primera vez que volabamos con esta areolínea. Con la idea de ir más cómodos, mi mujer eligió la opción "DUO", que no es sino la posibilidad de reservar los tres asientos de la fila cuando solo viajan dos (es, digamos, la opción "Business" que ofrece Vueling).

A la ida, el viernes, sufrímos unos 50 minutos de retraso... Nada nuevo teniendo en cuenta que hablamos de una aerolínea española, para más "inri". Aún así, cuando uno se va de "mini vacaciones", cualquier faena es poca para amargarle a uno el buen espiritu del momento... Una vez en vuelo, y cómo no cabía esperar menos, los asientos eran pequeños, y el espacio entre filas realmente ridículo. Pero con la opción "DUO", no se viaja del todo mal, sobre todo teniendo en cuenta la diferencia de precio con Iberia o similares.

A la vuelta, la cosa empeoró... De nuevo, nada más llegar al mostrador de facturación, vemos que ya había 45 min de retraso. Y sin embargo, cuando uno ya regresa a casa depués de dichas "mini vacaciones", este tipo de fallos duelen más. Llegada la hora de embarque, el retraso aumentó considerablemente debido a que en Fiumicino (aeropuerto tercer mundista dónde los haya... tremenda vergüenza) solo disponían de dos "jardineras" (autobuses que trasladan a los pasajeros a los aviones) para los vuelos del momento, por lo que nos llevaban al avión con cuenta gotas. Al subir al avión, nos vimos sorprendidos por el hecho de que el avión estaba absolutamente lleno, por lo que la opción DUO quedó inutilizable. Ya estamos incumpliendo expectativas... Menos mal que dímos con una sobrecargo amable y profesional que nos proporcionó todo lo necesario para reclamar la devolución del importe extra del DUO. No solo iba lleno el avión, sino que iba tan lleno, que de refilón (gracias a estar sentado en primera fila) vímos por una rendija de la cortina, como utilizaban el baño delantero del avión, como portamaletas improvisado, obligando así a todos los pasajeros a desplazarse hasta el final del avión en caso de querer hacer cualquier necesidad biológica... de coña.

De la "suavidad" del piloto no hablaremos, pues entiendo que es algo absolutamente subjetivo no dependiente de la aerolínea, pero el amigo en cuestión bien pudiera ser más cuidadoso en giros y maniobras...

En resumen, me pareció una pena desechar ya para los restos un producto que podría funcionar, pero que al no colmar expectativas, no volveré a consumir mientras pueda.

Claramente, en la aerolíneas pasa lo mismo que con las teleoperadoras: todas son malas, pero la menos mala siempre acaba siendo la más grande.

Saludos.

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